Quise que llueva

Llueve, miro el cielo y sonrío. La tierra agradece. Llueve y pienso en estos días, ¿cuántos abrazos quisimos y no pudimos? Somos algo más: el camino que hoy decidimos andar. ¿Para qué existimos? Quisiera... quisiera otra cosa. Pero sos esto, dijiste. Llueve más fuerte ahora. Veo tus pasos, toda la ternura con la que decís mamá. ¿Viste las plantas cuando se estiran buscando la luz? No lo piensan, simplemente lo hacen. Sino existiera también la sombra -ay lunita-, nos quedaríamos ciegxs. Hubo una pausa en la lluvia, un silencio. ¿Será eso el equilibrio? Me duelen las heridas. Las tuyas, las mías, las de ella, las de todxs. Cuestión de perspectiva, dicen. Me alejo pero me canso. Algo se va, algo se está yendo. ¿Se transforma lo que muere? Tiempo. Dar tiempo también es esperar, me dijo una amiga. Una maestra. Esta mañana vi muchas noticias, no entiendo. ¿Cuántas realidades somos capaces de sostener? ¿Será el miedo? ¿O la comodidad de lo conocido? Un día portal sentí: atravesada por tanto y al mismo tiempo ajena a todo. Parece que siempre puede llover un poco más fuerte. ¿Era tanta la sed? Deseo. Que sea libre. Tu esencia. Desnuda. Que el amor se expanda para todxs. Recuerdo mi hogar, vuelvo a sonreír. Hace cinco días escribí: 
                    "lo que late en el momento
                     (im)pulso
                     corazón
                     intuición".
Como la lluvia. Esto que late presente, sabe hacia dónde...

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