Te encontraste con tu fuerza, tu animal. El poder que te habita ruge. Pide ser reconocido, integrado. Con los pies firmes en la tierra te animás. Lo mirás de frente y lo abrazás. Verde se vuelve tu mirada pero entonces todo se transforma. No encontrás tus manos. Tu voluntad, ¿dónde está? Ahora es otro mundo, donde todo gira y las formas cambian. Parece que hay cierta comodidad en pender, eso de observar en quietud. Pero un nudo no es sostén. ¿Cómo harías para moverte? Está pasando la época de poda. "Todo lo viejo se tiene que ir, se tiene que ir", te repetís. Sacar, cortar, soltar, limpiar. Hacer espacio. Porque sentís que ella está llegando. La oscura tierra se prepara toda, se hace presente en tus huesos. Se caen las pieles que ya no son. "Todo lo viejo se tiene que ir", seguís repitiéndote. Querés asegurarte de que podrás. Que podrás moverte a la par de ella. Pero no hay certezas. El control es ilusorio, te enseñaste. Como un proyecto. Un plan no es lo que guía tus pasos. Es ella. Ella y su andar. Su andar que es eso a lo que ustedes llaman tiempo. Existe un espiral que se mueve mucho más cerca que tus razones.
La vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario