A I R E


Nos despojamos de todo
hasta de lo que no usábamos
de todo menos de los zapatos.
Me dijiste:
que los zapatos se queden,
ahí están guardados todos los pasos.
La memoria
son esas suelas gastadas
los cordones tan sin atar
porque así queríamos ser
hilos des-nudos
como lombrices agujereando la tierra
espasmos del vacío.
Y qué fuimos, sino esos zapatos
suspendidos en la quietud de un instante
colmado de nudos invisibles
metidos en cada pedacito de piel
que tantos ojos curiosos miraron,
pero adentro
adentro
las lombrices retorciendo el aire
vomitando enojos
¿las habrán visto?
¿se nos habrá notado?
Para mí asomaron
por el lagrimal de tu ojo izquierdo.
Se que una estuvo jugando en los pelos de mi nariz
haciéndome cosquillas
hasta saltar a mi ombligo y perderse
porque mis lombrices siempre se pierden.
Hubo un momento en el que nos movimos
algo pasó con los sacos
¿querías que te abrigue? ¿eso era todo?
¿A quién le pregunto? ¿para qué? Si tengo todas las respuestas 
en mis zapatos
en los tuyos
que siguen estando tan cerca.
Ahora las manos ya no se abren
se cruzan
irreconciliables
como si no hubiese forma posible
de contener el aire.
Deben ser las lombrices
deben ser los nudos invisibles
debe ser el espacio que ya no queda 
en tus zapatos
en los míos.
A esta memoria no le quedan suelas por gastar.
Cuando todo esto termine
no quiero tus dibujos
no quiero tus palabras
quiero 
unos zapatos nuevos.

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